Desde que en mediados del siglo XII se jugase el primer partido de Quidditch, ha habido muchos jugadores diferentes y tú, por supuesto, perteneces a ese grupo de personas. Ahora mismo estás sobre tu escoba, el sonido de la gente gritando, tanto palabras de aliento como insultos, te impide escuchar nada más, de hecho, apenas puedes entender una palabra de lo que están diciendo, simplemente sabes que las dicen porque así es el deporte y así es la gente, especialmente en un partido tan importante como este, el último de la liga, donde se decide si tu equipo se va a llevar el primer puesto o, por el contrario, se queda como segundo, algo que ni tú, ni tus compañeros, ni los aficionados quiere pero que parece que será el resultado porque vais perdiendo por bastante puntos. El corazón te late con fuerza en la que podría ser y, de hecho, es, la jugada decisiva de este partido de Quidditch.
Pero antes de nada, ¿cuál es tu posición?
Esas palabras resuenan en tu mente de cuando tu abuela te contaba sus batallas. Sufrió una caída de la escoba importante en un partido y no pudo volver a jugar nunca otro partido de Quidditch, que fácilmente podría haber sido un amor mayor que tu abuelo.
Un campo de Quidditch mide unos 150 metros de largo, pero te parece mucho más corto cuando ves al cazador del equipo contrario a una velocidad que parece imposible para las escobas del mercado actual. Tienes tan solo un par de segundos para reaccionar. Tu responsabilidad es detener ese tanto, ¿pero cómo lo harás?
La voz de la comentarista sobre los rugidos del público te trae de nuevo al partido. Por un momento tus sentidos se centraron solo en esa Quaffle y cuando avanzaste hacia el cazador todo desapareció. Tu idea, tu instinto, probó ser tu mejor aliado porque no esperaba que salieras hacia delante, no esperaba que abandonases los aros. En un intento de salvar la jugada lanzó hacia ellos, pero tú bloqueabas la trayectoria y conseguiste detenerla con el pecho, dejando que cayese hacia el suelo. Una cazadora del equipo rival la atrapó, pero no importa ya porque tu buscadora ha atrapado la snitch dorada y habéis conseguido ganar por tan solo diez puntos que, sin tu ayuda, habrían sido cubiertos.
Enhorabuena, tú equipo y tú habéis sido proclamados campeones de la liga de Quidditch.
Esperaste demasiado. Ese comentario no iba dirigido a tu actuación, ni siquiera a nadie de tu equipo. Cuando quisiste reaccionar a la jugada del cazador, te hizo un amago y por un momento pensaste que tiraría a la izquierda cuando en realidad lo hizo a la derecha, pero no pudiste pararlo a tiempo. Para más colmo, por si la diferencia no hubiera sido insalvable después de ese gol, el buscador contrario atrapa la Snitch dorada, dando por finalizado el partido.
Un segundo lugar tampoco está tan mal, ¿no? No todos llegan tan alto en la liga de Quidditch.
A pesar del ensordecedor ruido del público, escuchas esas palabras dichas en una pequeña parada de ni siquiera cinco segundos absoluta y claramente. Asientes, aunque tu compañera ya se ha ido. No pasa mucho tiempo antes de que puedas poner a prueba su teoría, pero hay un pequeño problema, el buscador contrario da simplemente vueltas en círculo mientras que una cazadora rival vuela sorteando a todos los miembros de tu equipo y podría marcar un tanto. Si lo hiciera, estaríais en un punto en el que no importaría si cogiéseis la snitch, a lo que más podríais aspirar es un empate, así que tu instinto te dice que le lances a ella. ¿Pero qué haces?
Quizá, y solo quizá, acabes arrepintiéndote de esto toda tu vida, o al menos durante una temporada larga, pero cuando la bludger vuela hacia ti, la golpeas con todas tus fuerzas hacia el buscador del equipo contrario, esperando que tu compañera no se equivocase.
No lo hacía.
Y vaya si lo es. Tendrás que preguntarle a tu compañera si es vidente o algo por el estilo porque la bludger golpeó al buscador contrario justo en el momento en el que se iba a lanzar a por la snitch que volaba más abajo, dando tiempo a tu buscadora a ir por ella y atraparla con lo que ha parecido bastante facilidad. El rugido de vuestros fans, emocionados, dibuja una sonrisa en tu cara.
Sois campeones de la liga de Quidditch.
Tu intuición rara vez te ha fallado y no crees que esta sea una de esas veces en las que no sucede, por lo que sujetas el bate con las dos manos y lo mueves con tanta fuerza que sientes como el golpe te echa ligeramente hacia atrás. Tu precisión es básicamente absoluta y la cazadora del equipo contrario pierde la Quaffle en el intento de tumbarse sobre la escoba para que no le golpee. Y te has centrado tanto en ella y en tu magnífico golpe que no te enteras de lo que ha pasado hasta que no escuchas a la comentarista.
Miras alrededor tratando de encontrar a tu buscadora, pero no es a quien a ves, si no al buscador que no atacaste, con la snitch en la mano y sonriendo con aire triunfal. Han quedado los primeros en la liga de Quidditch, ¿podrías haberlo evitado? Nunca lo sabrás. O quizá sí.
El tacto del cuero en tu mano es suficiente para asegurarte de que no importa lo cerca que hayan estado, la Quaffle sigue bajo tu brazo en la carrera que estás haciendo de una punta a otra del campo después de recibirla de uno de tus compañeros. Se la pasaste durante un momento pero tardó poco en volverte y estás a punto de lanzarla al aro. El central está ocupado por el guardián del equipo contrario y no parece la mejor opción, pero recuerdas algo que tu entrenador dice bastante a menudo.
Ojalá no te hiciera dudar en el último momento, pero la realidad aquí es que tienes que tirar, ¿hacia dónde va tu lanzamiento?
Apuntas al aro que está en el extremo derecho, tiras y... fallas. El portero la desvía con el mango de la escoba y aunque a ti no te beneficia, hay que admitir que ha sido una gran parada. Una gran parada que te ha impedido ver lo que pasaba por detrás de ti.
Y el momento como este que menciona la comentarista es que el buscador contrario ha conseguido atrapar la snitch, dándoles el primer puesto en la liga de Quidditch.
¿Quién dijo miedo? Con un hábil movimiento te colocas la Quaffle en la mano y lanzas al centro.
Evidentemente el guardián contrario la detiene, no sé qué esperabas, la verdad. Aunque creo que no estaba en tus planes que tu compañera recibiera la Quaffle que os da la ventaja para que en el momento en el que vuestra buscadora atrapa la snitch, justo al otro lado de los aros, tengáis una merecida victoria.
¿Pero estás escuchando lo que dice la comentarista realmente? Hay cosas más importantes que hacer, como celebrar con la grada que habéis quedados primeros en la liga de Quidditch de este año.
Solo tienes una oportunidad y un pálpito que te dice que a la izquierda. Y lo escuchas. Y lo sigues. Y lanzas la Quaffle. El guardián lo intenta, claro que lo va a intentar, es su trabajo, pero tu tiro es tan potente que ni tiempo casi le da a reaccionar. Apenas cinco segundos después la buscadora de tu equipo se choca contigo, pero importa poco porque te enseña lo que tiene en su mano: La snitch dorada.
Y la verdadera emoción es la victoria que os coloca en la parte superior de la tabla de puntos de Quidditch de este año. ¡Esto hay que celebrarlo!
Sin presiones por parte de tus padres antes de empezar a jugar. Ojalá poder cumplir con eso, pero no encuentra la snitch por ninguna parte y estás empezando a desesperarte, pero así es el Quidditch a veces, las reglas son las reglas y no importa cuánto te esté comenzando a doler la retaguardia porque, o terminas el partido o lo hace el buscador contrario, el que notas muy cerca de cuando en cuando. Quizá puedas hacer algo, ¿no?
La idea no está mal y tiene su recompensa en que ves la snitch dorada sobrevolando unos metros por encima a la multitud. Te agarras a la escoba y vuelas en esa dirección. ¿El problema? El buscador del equipo contrario también lo hace, aunque al principio no sepas con exactitud si lo hace por ti porque has echado a volar o porque ha visto algo.
La respuesta la obtienes cuando una bludger del equipo contrario te hace desviarte y él atrapa la snitch antes que tú.
Escuchas bromear a la comentarista, pero de lo que menos sientes ganas es de reír. El Quidditch es un deporte exigente, unas veces se gana y otras se pierde y hoy, a ti y tu equipo os ha tocado lo segundo. A ver la temporada que viene.
Abajo que vas. Te agarras bien al palo de la escoba y te dejas caer básicamente, pero con una dirección, con intención, como si el destino de tu carrera dependiera de que llegues a la base del poste del aro central de tu equipo. Como esperabas, el otro buscador va justo detrás de ti y le escuchas llamar tu nombre en lo que seguramente es un intento de distraerte.
Y menos mal que no lo haces. Todo ha podido comenzar con un amago, pero la Snitch está justo en tu trayectoria. Pegas tu cuerpo un poco más al mango de la escoba en un intento de mejorar tu velocidad y por apenas unos centímetros consigues atraparla, el metal frío contra tu mano. Las alas te hacen cosquillas en los dedos y sonríes, aunque no sea por eso.
El rugido del público hace que apenas puedas oír a la comentarista, pero tampoco importa mucho lo que tenga que decir en este momento. Has ayudado a tu equipo a hacerse con la liga de Quidditch este año y es momento de celebrarlo.