A lo largo de los años, los libros, películas y series de ficción y fantasía han utilizado la mítica figura del dragón en sus historias. Grandes criaturas aladas que pueden lanzar fuego por la boca, piel dura y con escamas. La bella durmiente, Juego de Tronos, Eragon, entre muchas otras, nos han enseñado los suyos, pero esto nos plantea una pregunta con una muy fácil respuesta:
Como probablemente todos aquí sabemos, y afortunadamente para los amantes de estas criaturas, sí, hay dragones en Harry Potter. En la Piedra Filosofal tenemos nuestro primer contacto con ellos cuando el Elegido se encuentra en la cabaña de Hagrid y aparece la pequeña Norberto, quien pasaría después a llamarse Norberta, en un huevo que ha estado manteniendo al fuego, recibido de una apuesta con un desconocido en un bar.
Lo primero que deberíamos saber, por si algún día tenéis la (mala, o buena, depende de quién sea la persona a la que preguntes) suerte de encontraros con uno, es que a pesar de ser bestias calificadas como XXXXX por el Ministerio de Magia británico, es decir, la más peligrosa de todas y que son imposibles de domesticar a menos que seas un dragonolista, es que sus ojos son su punto más débil, así que si no quieres convertirte en la cena de uno, podrías intentar lanzarle una maldición de conjuntivitis, con lo cual podrías escapar. Aunque no será una tarea fácil porque estos reptiles alados son particularmente grandes y extremadamente destructivos.
Los dragones en Harry Potter tienen la particularidad de que diferentes partes suyas pueden comercializarse, salvo los huevos, que están clasificados como Bienes No Comerciables de Clase A; sin embargo piel (para guantes), hígado y cuernos (para pociones), corazón (mayormente para varitas) o la sangre (que tiene doce usos), tienen propiedades mágicas que hacen que sean codiciadas y por eso existan traficantes de dragones.
Ya sabemos que hay dragones en Harry Potter y hemos aprendido algunas cosas básicas sobre ellos, ¿pero cuántas veces los hemos visto a lo largo de la historia? Para mí, no las suficientes, aunque no ha estado limitado a un solo encuentro. ¿Y qué tipos hay? ¿Hay solo uno? Vamos a verlo.
Aunque muchos estaríamos encantados con poder ver a uno en directo, seguro que al Gryffindor no le importaría no verlos de nuevo. Partiendo desde el que tuvo en su primer año que mencionábamos más arriba, el más difícil que podríamos debatir sería la que tuvo en su cuarto año. La presencia de cuatro dragones en Harry Potter y el Cáliz de fuego hizo que pudiéramos conocer más cómo funcionaban. A cualquiera le parecía adorable Norberta, pero en esta entrega conocimos una faceta más agresiva y protectora de las criaturas a las que los campeones del Torneo del los Tres Magos.
Pero esta no fue la última aparición que tuvimos de dragones en Harry Potter, pues en su aventura en búsqueda de Horrocruxes se topó con otro que solo reforzaba la faceta que conocimos en su cuarto año, pues estaba en Gringotts, actuando como guardián de las bóvedas. Después de la recuperación exitosa de la copa de Helga Hufflepuff, tuvieron la oportunidad de liberarlo de la tortura a la que estaba sometido y, al mismo tiempo, usarlo para huir de allí.
Como toda criatura que exista, tanto dentro de este universo como en otra, está sujeta a que haya distintas variedades de ella. Los dragones en Harry Potter no son menos, y tenemos diez razas oficiales reconocidas, aunque por supuesto esto no quiere decir que no haya cruces. Estas diez razas puras son el Bola de Fuego Chino, Colacuerno Húngaro, Galés Verde Común, Hébrido Negro, Hocicorto Sueco, Ironbelly Ucraniano, Longhorn Rumano, Opaleye de las Antípodas, Ridgeback Noruego y el Vipertooth peruano.
Sin embargo, de todos esos dragones en Harry Potter, como mencionamos, hay algunos que no están calificados como tal. Esto sucede porque son cruces, sí, pero también por estar extintos o incluso por no considerarse dragones en sí. Entre ellos podríamos contar al Bola de Fuego Catalán, al Hocilargo Portugués, al Snallygaster o incluso quizá al mismísimo guiverno, o wyvern, contra el que luchó Sir Cadogan.