Bienvenidos lectores del blog a una nueva entrega de “Viernes de brujas”.

Os preguntaréis quien os escribe o no… aunque me voy a presentar igual, aquí Toby Kent informando.

Y ahora que ya me conocéis, sin más dilación os presento a la bruja que tenemos el gusto de conocer hoy

Elizabeth (no, no es Clearwater) Sawyer, también conocida como La Bruja de Edmonton

 

Esta bruja se hizo famosa por hechizar a niños muggles y ganado a aquellos que se negaban a cumplir con sus deseos.

En tiempos de James I (Siglo XVII) esta bruja vivía entre muggles vendiendo escobas esperemos que no voladoras. Muchos muggles, principalmente otros vendedores ambulantes o mendigos, se negaban a comprar las escobas.

De modo que, según cuentan, Sawyer hechizaba a los hijos de estos o, en su defecto, al ganado. Lo que no la hizo extremadamente popular entre los convecinos, los cuales alegaban fuertes malestares, se habla del Maleficio de los Mocos o Maldición de los Demonios no me parece tan grave sinceramente… Se ha especulado con la posibilidad de alguna muerte de estas personas hechizadas, pero son meros rumores.

 

Aunque y aquí está el quid de la cuestión esta bruja fue enviada a Azkaban.

El Ministerio de Magia ya llevaba tiempo siguiendo las artimañas de esta bruja, hasta que un día de los que Sawyer estaba alimentando a sus cerdos, una de sus convecinas, la señora Agnes Radcliffe golpeó a uno, que según ella se había comido su jabón le tenía el ojo echado. Esto no gustó nada a Sawyer quien, casi de inmediato, y para la envidia de algunos le lanzó un Crucio, provocando un fuerte dolor en la víctima.

 

Esto provocó su ingreso inmediato en Azkaban donde pasó varios años. Se rumorea que ciertos muggles pedían poder juzgar a esta bruja y, aunque se intentó eliminar todo recuerdo de ella, aun había quien se alzaba contando leyendas y señalando hechos ocurridos. Finalmente, y en muy extrañas circunstancias, apareció el cuerpo sin vida de esta bruja, dejando un misterio sobre su muerte y sin esclarecer demasiadas cuestiones ocurridas durante su vida.

Se despide cordialmente.

Toby Kent